Nuevo paso hacia el título de un Real Madrid sin dudas. Firme en el Santiago Bernabéu y a domicilio, al firmar su octava salida seguida con victoria, ante un Getafe que cambió el planteamiento con el que derrumbó a un gigante como el Barça. De una idea defensiva que le dio resultado pasó a una valiente. Y fue castigado.
Tardó en dar señales de peligro el equipo de Mourinho. Cuando lo hizo, con un testarazo de Cristiano que sacó a córner Moyá, ya no cesó. Tras reclamar dos acciones que podían ser decisivas, una falta con tarjeta roja a Torres que agarró siendo último hombre a Özil y un penalti no señalado sobre Cristiano, se impuso la imperial figura de Sergio Ramos en el juego aéreo.
Corría el minuto 18 cuando sorprendió a todos y remató con su potencia habitual un saque de esquina botado por Özil. El testarazo inapelable daba ventaja y confianza al líder. Incrementaba las dudas defensivas de un Getafe que se perdía entre el desorden en su presión. Sus peores instantes fueron castigados con amarillas. Hasta cuatro en ocho minutos. A destiempo. Cuando perdía la paciencia corriendo tras un balón que era madridista.
El Gol
Su dominio no lo materializó en goles el equipo de Mourinho. Kaká perdonó una jugada de Coentrao, Benzema no precisó en un contragolpe veloz y Moyá sacó los puños ante un cañonazo de Cristiano en una falta. Y dos despistes pudieron meter a su rival en el partido. Miku remató cruzado en un desajuste a balón parado y una perdida de Ramos la chutó Casquero pegada al palo.
En la reanudación, los reajustes de Luis García igualaron fuerzas por momentos pero Casillas no tuvo noticias del Getafe. Faltó fe a la hora de ir por el rival y el Real Madrid más asociativo de la temporada, tiró de ofició y comenzó a generar ocasiones ante las que emergió Moyá.
Fue cuando llegó una de esas jugadas que alimentan polémicas. En una llegada aislada del conjunto azulón Diego Castro enganchó un disparo que golpeó en la mano de Pepe. Todos vieron mano menos el colegiado.
La habitual pegada madridista no apareció en esta ocasión. No mató el partido, ni jugando ante diez porque Masilela aguantó lesionado en el campo, y pese a que no sufrió se mantuvo la emoción hasta los últimos segundos. El partido murió en balones colgados de un Getafe que corta su mejor racha ante un líder que no da síntomas de duda y que cumplió en un día complicado.
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